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Telefèric

Ya han finalizado las vacaciones de navidad y es momento de volver a la rutina. Así pues, nosotras también nos ponemos las pilas con las críticas gastronómicas y la primera del nuevo año es sobre... ¡Telefèric!

Telefèric es una cadena de restaurantes muy familiar que decidió empezar en el mundo de la cocina en los años noventa cuando abrió un pequeño restaurante de pinchos y tapas en el centro de Sant Cugat.

A partir de entonces, fue creciendo poco a poco y en la actualidad ya cuenta con tres locales en la ciudad de Barcelona y sus alrededores -Eixample, Sant Cugat y el Born-. Pero esto no es todo dado que también dispone de un restaurante en la ciudad de San Francisco, California. Éste último fue galardonado en 2016 como el mejor restaurante de la ciudad.

De influencia vasca, el local se ha especializado en pinchos y tapas, todos ellos elaborados con productos de proximidad e importados del País Vasco. Pretenden mantener sus orígenes vascos y trasladarlos en la ciudad de Barcelona, ofreciendo así una experiencia única a los clientes. Además, quieren también ofrecer a los comensales un trato muy familiar y personalizado para hacer más agradable su visita.

Cuentan con una carta muy amplia, con tapas para todos los gustos. Pero sin duda, los platos must try son el pulpo a la brasa con parmentier trufada; las tostas de foie caramelizado con cebolla confitada y mermelada de cereza; la ensalada de salmón ahumado, queso azul, aguacate, vinagreta de jerez, miel y canela y los tacos de tartar de atún, guacamole y mayonesa de chipotle. Cuatro platos únicos que solo degustarlos se os va a hacer la boca agua. Por otra parte, la tabla de jamón ibérico cortado a mano no es nada del otro mundo al igual que la coca de burrata, tomates confitados y alabahaca.

Además, cuentan con varias opciones de postre de muchos sabores. Sin embargo, como fan número uno del Carrot Cake me animé a degustarlo aun siendo avisada por la camarera de que el Cheescake con frutos rojos era el postre por excelencia. Y tengo que decir que me quedé con ganas de probarlo dado que el Carrot Cake, para mi gusto, fue bastante decepcionante: poco esponjoso y muy denso.

La decoración de los locales es una preciosidad, con un ambiente rústico y muy familiar. Pero el servicio es otra cosa: en mi caso fueron un poco lentos en servir los platos e incluso se despistaron y se olvidaron de traer alguno de ellos.

Un local muy recomendable para los amantes de los pinchos y en especial, para los enamorados de los sabores vascos.

 

G A L E R I A

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